Casi todo el mundo sabe quién es Alan Turing, considerado uno de los padres de la ciencia de la computación por su gran contribución para sentar las bases de la informática moderna. Otro de los logros por los que es muy conocido es por su trabajo para descifrar los códigos alemanes de la máquina Enigna durante la II Guerra Mundial . Esa época de su vida se muestra en la película «The imitation game» o con su nombre en español, «Descifrando Enigma».
En el área de la Inteligencia Artificial es conocido por formular en 1950 el famoso Test de Turing. Esta prueba establece un criterio por el cual una máquina se puede decir que es inteligente si sus respuestas no se pueden diferenciar de las que daría un ser humano.
Pero hay otro gran personaje en la historia que hizo grandes contribuciones a la Inteligencia Artificial y que no es tan conocido. Resulta además que es español, nacido en 1852 en una pequeña localidad del municipio de Molledo en Cantabria que se llama Santa Cruz de Iguña. Nos referimos a Leonardo Torres Quevedo.
Telekino
Este invento que hoy nos resulta tan cotidiano, es sin duda por el que ha recibido mayor reconocimiento y si nos trasladamos a principios del siglo XX, resulta algo revolucionario. Se trataba de un sistema de control remoto que enviaba señales de radio usando una codificación digital para manejar aparatos a distancia. Sus trabajos empezaron ya en 1901 pero fue en 1903 cuando presentó en la Academia de Ciencias de París este ingenio aplicado al control remoto de un globo aerostático. Este sistema de control remoto despertó mucho interés ya que permitía realizar pruebas de vuelo sin poner en peligro vidas humanas .Os podéis imaginar que no era demasiado fácil encontrar pilotos voluntarios para hacer pruebas de vuelo en estos nuevos aparatos voladores.
Ya en 1904, y tras cierto interés por las autoridades españolas, Leonardo Torres consiguió una subvención de 200.000 pesetas (Real Orden del Ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas del 9 de enero) para perfeccionar sus inventos y estuvo trabajando en un laboratorio ubicado en la calle Marqués de Riscal de Madrid. El texto completo del nombramiento lo podemos consultar a través del siguiente enlace: https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1904/009/A00100-00101.pdf
Mostramos un extracto del contenido:
«Real orden creando un Centro de Ensayos de Aerostación y un Laboratorio, destinado al estudio técnico y experimental del problema de la navegación aérea y de la dirección
de la maniobra de motores á distancia.»…
«Ilmo. Sr.: Incluida la cantidad de doscientas mil pesetas en el presupuesto de gastos’de este Ministerio para la realización de los ensayos de los aparatos de navegación aérea y para dirigir la maniobra de motores á distancia, inventados por el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos D. Leonardo Torres yQuevedo, procede organizar dicho servicio por el Estado en la forma y manera que corresponde á su importancia…»
Fue en esta fase cuando evolucionó el sistema y decidió aplicarlo a embarcaciones a motor. Lo instaló en una barcaza y empezó a realizar pruebas en el estanque de la Real Casa de Campo de Madrid. Durante uno de estos ensayos, el alcalde de Bilbao quedó maravillado con el invento de forma que organizó una demostración pública en la ría de Bilbao a la que asistió incluso el rey Alfonso XIII. Tras esta demostración, que tuvo mucha repercusión, se pretendía instalar este sistema para el control de proyectiles y torpedos, pero la idea se vio truncada por no encontrar financiación ni apoyo institucional. Este fue el último ensayo conocido de este gran invento.
El Telekino fue reconocido en el año 2007 por el IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) como uno de los «grandes hitos de la ingeniería a nivel mundial».
El ajedrecista
Hubo muchos intentos anteriores por crear máquinas para jugar al ajedrez, pero la máquina creada por Leonardo Torres Quevedo en 1910 fue realmente el primer automatismo creado para jugar al ajedrez. El Baron Wolfgang von Kempelen ya en 1769 construyó ya una máquina para esto, pero demostró ser un fraude, ya que los movimientos los realizaba una persona de pequeño tamaño escondida en una cabina debajo del tablero.
Bastantes de los inventos originales del ingeniero cántabro podemos encontrarlos hoy en el museo de Torres Quevedo ubicado en la Universidad Politécnica de Madrid.
Precursor de la Inteligencia Artificial
Es justo poner de relieve el papel pionero que Leonardo Torres Quevedo tuvo en materias como la Informática, la Inteligencia Artificial, la Robótica y la Automática. Por su contribución a estas materias es por todos conocida la relevancia de otro gran científico, Alan Turing. Conceptos cómo la Máquina de Turing, algoritmo o calculabilidad o el Test de Turing son buenos ejemplos de ello pero resulta que antes de que naciera el señor Alan Mathison Turing en 1912, había un ingeniero cántabro que ya hablaba de conceptos como máquinas algebráicas o de computación usando dispositivos mecánicos.
Fue a finales del siglo XIX, en 1893 cuando presentó en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales la Memoria sobre las máquinas algebraicas, explicando las equivalencias matemáticas y físicas que son el fundamento para el cálculo analógico o de cantidades continuas además de definir mecánicamente las relaciones entre ellas, expresadas en fórmulas matemáticas.
En sus Ensayos sobre automática publicados por primera vez en 1914, Torres Quevedo sentó las bases de lo que será en adelante una nueva rama de la ingeniería, la automática. Citamos a continuación un breve extracto de dicha publicación:
«Se encuentran en las descripciones de máquinas ejemplos muy numerosos de estas intervenciones bruscas; pero es evidente que el estudio de esta forma de la automatización no pertenece a la cinemática. Así es que nunca se ha estudiado sistemáticamente, que yo sepa. . Esa deficiencia debería corregirse agregando a la teoría de las máquinas una sección especial, la automática, que examinara los procedimientos que pueden aplicarse a la construcción de autómatas dotados de una vida de relación más o menos complicada.»
Torres desarrolló la teoría del aritmómetro, una máquina electromecánica para realizar cálculos de forma autónoma compuesta de:
- un dispositivo de entrada de comandos implementado con una máquina de escribir.
- una unidad de procesamiento y registros de valores implementado con un sistema de listones, poleas, agujas, escobillas, electroimanes y conmutadores.
- un dispositivo de salida también implementada con una máquina de escribir.
Según esta descripción estamos ante el inventor del primer ordenador de la historia.
En este mismo trabajo Leonardo Torres Quevedo sienta las bases de lo que posteriormente será la inteligencia artificial explicando cómo las máquinas pueden realizar más tareas que únicamente aquellas para las que no es necesario pensar. El siguiente extracto es sencillamente genial:
«se cree que las operaciones que exigen la intervención de las facultades mentales nunca se podrán ejecutar mecánicamente. Intentaré demostrar en esta nota -desde un punto de vista puramente teórico- que siempre es posible construir un autómata cuyos actos, todos, dependan de ciertas circunstancias más o menos numerosas, obedeciendo a reglas que se pueden imponer arbitrariamente en el momento de la construcción. Evidentemente, estas reglas deberán ser tales que basten para determinar en cualquier momento, sin ninguna incertidumbre, la conducta del autómata.»
La revista Scientific American en 1915 hizo una entrevista a Torres Quevedo en la que afirmó que en teoría casi todas las operaciones podrían ser realizadas por una máquina, incluyendo las que requieren de capacidad intelectual.
También se adelantó a la formulación del experimento de la ‘habitación china’ de John Searle y ya se planteó cuestiones acerca de la afirmación de Descartes de que un autómata jamás sería capaz de mantener un diálogo razonable:
No hay entre los dos casos la diferencia que veía Descartes. Pensó sin duda que el autómata, para responder razonablemente, tendría necesidad de hacer él mismo un razonamiento, mientras que en este caso, como en todos los otros, sería su constructor quien pensara por él de antemano. . Creo haber mostrado, con todo lo que precede, que se puede concebir fácilmente para un autómata la posibilidad teórica de determinar su acción en un momento dado, pesando todas las circunstancias que debe tomar en consideración para realizar el trabajo que se le ha encomendado.
Os dejo algunos videos muy interesantes para completar el conocimiento sobre este gran inventor:
Muchas gracias por hacernos mirar al pasado, creo que hay que reconocer a los grandes hombres y mujeres de nuestra historia y valorarlos como se merecen.
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